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NUESTRAS MALLAS


Aunque en relación con el mercado mundial existen muy pocos datos (y todos ellos muy generales y en manos de empresas del sector privado) sobre el mercado de las mallas para su aplicación en agricultura, sabemos que en 1997 se consideraba que la malla utilizada con aplicaciones agrícolas (sin contar el envasado) consumía un total de 23,500 toneladas de polietileno de alta densidad (HDPE), de las cuales 15 mil se dedicaban a mallas tejidas y 8,500 a mallas extruidas.

Una de las principales ventajas de utilizar mallas en la agricultura se relaciona con el aumento de la productividad del cultivo:

* Comodidad para el agricultor (en recolección, tratamientos, etc.);

* Protección contra plagas y otros agentes dañinos (anti plagas, anti pájaros, anti granizo, protectores de árboles);

* Disminución de costos por ahorro de mano de obra (mallas espaldera y tutor);

Por todo lo anterior, aumento de la calidad del producto final.

De esta forma, mientras en España o Italia, por ejemplo, se usaban 350 millones de metros lineales y 50 de mallas extruidas, en Estados Unidos la tendencia era a la inversa: 22 millones de mallas tejidas y 100 millones de mallas extruidas.

Hablando de extrusión,las tradicionales mallas tejidas, fabricadas en polietileno o polipropileno o rafia (productos inocuos, no contaminantes y 100% reciclables), no implican en su elaboración el calor y la presión: una vez obtenido el hilo a partir de la materia prima, se llevará a cabo un simple proceso de tejido en telares, ya sea con el método Raschel (para uso de sombreado, anti granizo o anti pájaros) o a la plana (para uso como anti “thrip”, anti hierba, etc.).

Para lograr mallas extruidas, la materia prima, polvos o pélets plásticos, es transformada continuamente de un estado sólido a uno de fusión, y luego trasportada y sometida a alta presión a través de una matriz. Así, durante el proceso de extrusión, la granza de polipropileno (PP) o polietileno (PE) es fundida mediante calor y presión, la fibra fundida no tendrá forma alguna –ya que es la matriz de extrusión la que se utiliza para volver a dar forma a este flujo simple– y se le hará pasar por un cabezal que dará forma a la malla.

De hecho, mediante este proceso se pueden fabricar desde mallas, hasta película para invernaderos, cajas para la fruta, bidones y muchos otros implementos que son necesarios para el trabajo agricultor, ya que el diseño de la matriz corresponde a la forma del producto que se fabricará.

Las mallas extruidas pueden fabricarse según tres procesos, principalmente:

* Con cabezal rotatorio, de 2 o 3 hilos (sistema Netlon);

* “Reciprocating” (abierto-cerrado);

* Mallas orientadas y biorientadas (que son los tipos más importantes de aplicación de mallas en la agricultura)

La orientación, estiramiento de la malla mediante calor y fuerza de tracción, ofrece, sobre todo, mayor resistencia, lo cual es importante en aplicaciones como las mallas espaldera y tutor, las cortavientos y las destinadas al sector avícola, entre otras. En la tabla 1 se muestran las ventajas y desventajas del uso de cada tipo de malla.

Algunas de las ventajas que provee el uso de mallas para entutorados son:

* El cultivo se daña menos con la malla que con la rafia, al quedar la planta mejor sujetada (por ejemplo, el jitomate).

* En ensayos realizados se ha observado una tendencia hacia una mayor productividad por metro cuadrado, aunque el dato deberá ser constatado en ensayos posteriores, y ésta puede observarse en las gráficas 1 (con un ahorro en tiempo de 48%) y 2 (con ahorro en tiempo de 24%). OJO ENTRAN GRAFICAS 1 Y 2

* Si se es cuidadoso, puede aprovecharse la malla para más de una campaña.

* En los ensayos realizados se observa una mejora en la calidad del fruto, debida a una mejor circulación de la savia.

* En floricultura, la longitud y la rectitud del tallo son, en muchos casos, símbolo de calidad.

* En el entutorado horizontal, se obtiene mayor ventilación, así como mejor acceso de los tratamientos fitosanitarios a los cultivos.

* Menos necesidad de mano de obra: mayor productividad por metro cuadrado.

Sombra y viento en agricultura

Las mallas sombreadoras filtran la luz solar según su tramado y porcentajes, así, ofrecen distintos grados de sombra y provocan un descenso de la temperatura y de la insolación de la zona cubierta, con lo que el cultivo transpira menos y pierde menos agua. Además, se evitan las quemaduras por el sol, ya que las mallas permiten que a cada cultivo le llegue el porcentaje de radiación solar que requiere en cada momento. De hecho, la modernidad ofrece ahora sistemas mecánicos que en función de la insolación retiran o instalan la sombreadora sobre el invernadero o cultivo, con lo que también se reduce el uso de agua para riego.

En el mercado existen mallas que proporcionan 35 a 95% de sombreo, mismo que depende, sobre todo, de:

* La densidad (el gramaje): A mayor densidad, mayor sombreo.

* El color de la sombreadora: El máximo es el negro y el mínimo el blanco (a un mismo gramaje puede haber hasta un 10% de sombreo de diferencia).

* La porosidad de la malla y el sistema de fabricación (Raschel o plana).

* El tipo de material (solamente HDPE o mezcla de HDPE y rafia).

Por su parte, las mallas cortavientos impiden que los efectos de vientos fuertes disminuyan la calidad de los cultivos, evitando daños directos (agresiones a troncos, hojas, flores y frutos, baja polinización y pérdida de agua) e indirectos (baja de las temperaturas, etc.). En este caso, un proceso que proporciona ventajas a las mallas es la orientación, ya que las orientadas son más resistentes a los efectos del aire en movimiento, no existe competencia por nutrientes del suelo, no ocupan espacio y no propagan plagas.

El punto importante es combinar el efecto del orientado con el peso de la malla (más de 350 gramos sobre metro cuadrado) y considerar el porcentaje de porosidad para que sea aproximadamente de 50%, ya que con menos de éste, la malla “taparía” demasiado al viento y tendría que hacer demasiada resistencia, mientras que con más de 50% de porosidad el efecto cortavientos sería nulo.

Las mallas anti pájaros evitan los daños físicos en los cultivos por las picaduras de los pájaros, y de esta forma la posterior invasión de hongos y otros agentes patógenos. Una malla de polietileno, imputrescible, puede durar muchos años protegiendo semilleros, cultivos y frutales de las aves, al mismo tiempo que no representa ningún riesgo para estos animales.

El inevitable granizo puede ocasionar cuantiosas pérdidas y daños a los invernaderos; las mallas anti granizo evitan los daños físicos provocados en los cultivos al absorber los impactos directos sobre los frutos y plantas. La gran ventaja es la mejora del producto final y el ahorro del seguro. Las mallas extruidas deben ser confeccionadas con tramas finas, dando mayor resistencia mecánica,

En cuanto a las plagas, las mallas evitan los daños provocados por insectos (como tales o por ser portadores de enfermedades) al bloquear el paso de áfidos y thrips en un gran porcentaje y, dado que estos tipos de parásitos pueden contagiar a la planta con muchas enfermedades diferentes, afectando seriamente los cultivos y hortalizas bajo cubierta, las ventajas incluyen una menor incidencia del ataque de estas plagas y, por ende, la disminución del uso de agroquímicos, sin disminuir de forma excesiva la ventilación del cultivo.

Aunque se obtienen ahorros en tratamientos fitosanitarios, ventaja económica y medioambiental, cabe mencionar que en climas calurosos pueden presentarse problemas de ventilación. De hecho, a partir de 20 x 10 (o medidas de malla inferiores) no tiene sentido utilizar una malla, porque se produce una barrera física tan grande que el cultivo no respira.

TENGA EN CUENTA

Existen infinidad de tipos diferentes de mallas con múltiples aplicaciones. En la gran mayoría de los casos, la utilización de las mallas supone un importante ahorro de dinero, ya sea a través del ahorro de mano de obra, al evitar pérdidas de cultivos o al ahorrar en tratamientos fitosanitarios.

Sin embargo, el uso de mallas no sólo supone un ahorro de dinero, aumentan además el rendimiento del cultivo y existen otros aspectos a valorar que son de más difícil cuantificación, como la comodidad, el aumento de la calidad del producto final, etcétera.

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